domingo, 8 de agosto de 2010

Si tan sólo pudiese encontrar algo mas allá.

Un sexto dedo que despareciera con el suspiro de una tarde soleada.

Dos soles:

Uno que diera vida con su luz y otro que se mantuviera siempre en
el ocaso solo para hacer nuestro teatro/mundo mas agradable.

Que el día no muriera…

Que la noche fuera solo un velo que bajáramos con una bocanada de humo…

Que tuviera alas en la espalda brotando de mis omóplatos...

Que se contrajeran ante la dulce e inesperada mirada
de una linda chica sonrojando
mi rostro y mostrando sin temor mi verdadera timidez.

Y después…Que el amor no muriera tampoco…

Que de caramelo fueran siempre sus labios y de
fuego eternamente su entre pierna…

Despertarme por la noche víctima de un ruido metálico rasguñando la
duela y haciéndola gemir. Salir de la habitación descalzo y con la piel en
sudor frío a encontrarme con un espectro en el pasillo cual, lejos de
aterrarme, me de la esperanza de una existencia posterior a la muerte
del cuerpo. Solo la preservación de la mente es necesaria para no vivir.

Que la mente nunca pereciera con el cuerpo…

Que, de aquella chica, pudiera ver siempre su silueta desnuda
y fuese yo para ella una eterna textura de media noche
que suavemente la despertara entre sueños…

Talvez un ser mitológico, digamos un cíclope, bebiendo una taza de café
y fumando un cigarrillo mientras escucha algo de jazz haría de mi
conciencia algo merecido.

Que la conciencia tampoco desapareciera…

Que los finales jamás sucedieran…

Que esto fuera mas que un deseo insolente en una hoja de papel…

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